lunes, 8 de octubre de 2012

CUENTO La fiesta del ratón



La fiesta del ratón.
Orazio Barmez
@oraziobarmez

En temporada de lluvias es inevitable que proliferen insectos, roedores y otras alimañas y es que se tiene que buscar la manera de convivir cada uno en su espacio sin que nadie salga perjudicado sin embargo en la práctica eso es imposible.
Los roedores por ejemplo siempre terminan invadiendo territorios que están vetados para ellos, pero se empeñan tanto que debe haber una negociación, si bien no violenta de completa seriedad para que estos no se pasen de listos.

Las casas de San Julian son de teja, algunas de madera y muy pocas de material, las paredes sostienen las vigas de madera fuerte para poder detener las tejas que se encadenan para poder formar un techo que a la vista es un paisaje muy artesanal.

Cuando comienzan las lluvias crecerán yerbas por todas partes, los arboles revestirán sus ropajes con hojas verdes y brillantes, los cultivos comenzaran a dar germinar y los arboles frutales adornaran, la algarabía de lo verde oliva reviste el pueblo y los campos.
La tarde va cayendo suavemente y las familias se reúnen a la mesa para cenar los guisos que se cocinan en los fogones de leña, arden y saltan chispas danzantes, las calles se funden con olores de guisos y abren el apetito al más melindroso, en el comal se calienta tortillas de maíz echas a mano, las cazuelas hierven la comida y la mesa se cubre con manteles bordados de flores o paisajes, el festín comienza.

Dulce de leche acompañado de té para culminar la cena mientras se platica en la terraza, con el cielo oscuro y algunas estrellas, la familia intercambia historias y cuentos. Las historias siempre terminan repasando los arboles genealógicos de los López, Montes, los Reyes, los Teobal y más. Los cuentos relatados por los abuelo, la hora de dormir se acerca y comienza la danza, pequeñas sombras sobre las vigas aparecen en el tejado, chillidos y risas, pequeños ratones danzando por el techo, las mujeres de la casa crispan la piel y de nervios comienzan a tener miedo.
-Son ratones, seguro ya tienen nido dice el abuelo, mañana hay que limpiar los tejados para ver si tienen nidos.
Se guarda todo, tapar y sellar comida frutos y demás, la plaga ya dio señales de guerra y es hora de comenzar la caza. De pronto grita Victoria que esta haciendo tarea en la sala.
-¿Qué pasó?
– Un ratón por los sacos de maíz a buscarlo para enfrentarlo a muerte.
Palos y escobas para luchar contra el ratón invasor, se mueven los sacos y de pronto sale corriendo el pequeño ratoncillo, ellas gritan y brincan aunque esté a tres metros de distancia.

Comienza la danza, brincos, risas, gritos y golpes al suelo, toda una coreografía de guerra por defender el territorio del tejado.
Al final es cazado el pobre ratón que azorado y acorralado confunde sus sentidos de sobrevivencia y comete un error, se dirige hacia su detractor que lo espera con la escoba y le surte uno, dos, tres golpes y queda inconsciente, luego una bolsa y quedó atrapado, lo demás ya es historia.

Así comienza la fiesta de los ratones en la residencia del tejado, donde la tranquilidad se rompe por estos pequeños que con todo el descaro quieren instalarse en los tejados de las casas.

Imagen tomada de Internet.